jueves, 3 de mayo de 2012

RELACIÓN FUNDAMENTAL ENTRE IDENTIDAD Y DEFENSA


I.       INTRODUCCIÓN:

Existen agentes sociales como la doctrina familiar, la educación y la cultura que fijan la identidad de los pueblos, sin embargo los factores de desempleo, la pobreza y la pobreza extrema, son determinantes, cuando estos actúan como condicionantes sociales -controlables por el Estado- para establecer la conducta de los habitantes de una región o territorio en particular y si a esto se suman las migraciones, la globalización de la economía y las comunicaciones como actores externos de aculturación, la compatibilidad de caracteres identitarios de una región o nación es tan deficiente, que la mayoría de sus habitantes no estaría dispuesto a retenerla; y desde la perspectiva social, la falta de una identidad propia, genera desconocimiento del tema defensa. En Guatemala, la deplorable relación de convivencia,  coadyuva en la escasa comprensión que un ciudadano común tiene de la conformación del Estado y consecuentemente de sus fuerzas armadas, situación que causa un permanente retraso del desarrollo e irresponsabilidad en materia de defensa nacional.  Las migraciones,  la intrusión informática y  globalización de la economía han sido claves para definir el criterio y sentimiento por apreciar y defender lo propio; es importante ver que la apertura a las comunicaciones, trajo a las generaciones guatemaltecas la opción de conocer otras civilizaciones, pero lejos de traerles la oportunidad de proyectarse a un ambiente global, por no tener bien fundamentados los principios, valores y creencias de su raza, sencillamente, como se analiza, los está distanciando. 
Somos ajenos a nosotros mismos y algo que no valoramos, no estaríamos dispuestos a defender; esta situación invita a preguntarse si el conocimiento de la relación fundamental que existe entre la identidad y la defensa promueve la conciencia de la responsabilidad del deber y el orgullo de contribuir a la defensa.  Por tal virtud, dentro de un contexto académico en el presente ensayo, se determina qué factores fundamentan la identidad propia y social, y su compatibilidad con el tema de defensa;  y como proceso proactivo, se incluyen qué políticas  y normas promulga el estado para fortalecer la identidad y defensa nacionales.

II.       ANÁLISIS DE LA RELACIÓN FUNDAMENTAL ENTRE IDENTIDAD Y DEFENSA

Por definición, la identidad es el conjunto de los rasgos propios de un individuo o de una comunidad que los caracterizan en relación a los demás. También es conocida como la conciencia que una persona o grupo de personas tiene, respecto a ella misma y que la convierte en alguien distinta a los demás.

Aunque los rasgos que atienden la identidad están asociados a algo propio o heredados, el ambiente familiar y social ejerce influencia en la conformación de la especificidad de cada sujeto. En consecuencia el término está ligado a una concepción interna, que podría ser suplantada con actitudes y/o manifestaciones colectivas ajenas a la persona. En este sentido,  la doctrina, las creencias y gustos individuales que alcanzamos con el paso del tiempo, al querer ser parte de un grupo social, nos identificamos con personas que tienen ideas similares;  buscamos simpatías en lo que creemos,  y empatía en lo que nos gusta, es una revelación del yo en busca de una identidad grupal; a ese sentimiento de pertenencia se le reconoce como identidad colectiva. En esta variante, cada persona se siente asemejada de un mismo grupo social, por sus características políticas, religiosas, lingüísticas o familiares, y es absorbida por esa comunidad, creándose un vínculo común de identidad. 
Otra forma de explicar la subjetividad de la identidad colectiva es la nacionalidad, que es una definición semejante. Una persona nace y se desarrolla con una doctrina familiar y cultural de su país de origen, pero luego viaja y/o se establece en otro país diferente;  después de convivir y apreciar la nueva cultura por largos años, sino tiene bien cimentados los principios y fundamentos de su origen, aunque sus rasgos característicos estén ligados a su anterior comunidad, es muy probable que cambie su identidad social.

Como se puede visualizar la compatibilidad colectiva es un vínculo en el que la persona se compromete emocionalmente, es la unión de compromisos individuales pero subjetivos y dentro de esa subjetividad necesita alicientes, ser motivada con fetiches teóricos para darle dirección, dotarla de  referentes simbólicos para que se desarrolle, permanezca, se fortalezca cada vez más y esté dispuesta a responder por ella.  Al paso del tiempo, las grandes civilizaciones para mantenerse unidas, materializar su identidad y vincular su futuro a la comunidad a la que decidieron pertenecer,  además de los principios y valores que fundamentaban su coexistencia, emplearon cantos, lemas, escudos, Etc. que a la postre únicamente sus ejércitos las supieron mantener; en la actualidad esa simbología se tornó a idiomas, monedas, banderas y hasta producciones agrícolas propias.

A través de la historia se puede ver, que las magnas culturas han  desaparecido cuando la identidad individual que les había dado un significado cultural colectivo para nacer y desarrollarse, se fue disipando gradualmente; que las grandes civilizaciones, antes de colapsar, perdieron primero su propósito de existencia y de defender su territorio -dando la pauta de debilidad- para luego ser invadidas por sus enemigos, que sí mantuvieron su identidad. Consecuentemente un país debe tener sus propios esquemas de defensa y estos deben ser apoyados de generación en generación, evitando de esta manera que la falta de principios de identidad en sus habitantes constituyan uno de los factores que intervengan en su desaparición.  En el caso de la caída de los grandes imperios, la consonancia identitaria de la sociedad, se fue desvaneciendo, llevándose consigo la cultura, los conexos simbólicos de unidad, poniendo en riesgo los principios y valores que sustentaban el sistema, para luego desaparecer como potencia; sin ninguna fortaleza axiológica, los incentivos, que la misma sociedad promovió para salvaguardar su pervivencia fueron insuficientes para prolongarse como nación.

Del término nación deriva la nacionalidad, que si se habla en particular, es el estado de una persona nacida o naturalizada en una nación y si se habla en sentido colectivo, es la condición o el carácter peculiar de los pueblos y habitantes de una nación, y al combinar esta noción con identidad, trae a colación el concepto de identidad  nacional, que viene a definirse como los aspectos que caracterizan a una nación, diferenciándola así de otras;  y qué factores caracterizan una nación? como se ha visto anteriormente, la identidad nacional la hace la misma gente, son todos los elementos que definen y le dan vida a una región, al grado de comprometer, incluso su existencia si éstos desaparecieran; y qué factores definen la identidad nacional?  Si se hace una proyectiva de estos elementos, se puede ver que se conforman por el conocimiento y del amor que el individuo tiene acerca de la historia, la geografía, los principios y valores y especialmente las creencias, de su origen; según Omar Gutiérrez “de los significados o sentidos creados por la mente humana, los valores siguen en orden de importancia después de las creencias y los mitos” (Gutiérrez Valdebenito, 2,002.) sin ser arrogante, yo le apuesto a los valores porque en ellos están contenidos los sentimientos de apego a los símbolos patrios  -civismo- sitios arqueológicos históricos, la adhesión a sus aborígenes religiosos, una gran pasión por lo que representa, al grado de sentirse comprometido a ofrendar su vida, con tal de que esas creencias prevalezcan.  Son los valores los que se van adquiriendo desde la niñez, se desarrollan en la juventud a través de los sentimientos y se nutren con la práctica de los valores y creencias con los fue educado.
Una identificación nacional impulsa a sus habitantes a defender el territorio donde cohabitan, el país donde se vive y a sostener los intereses nacionales en cualquier parte del planeta.  Todo lo contrario sucede cuando los nativos de un lugar son indiferentes a sus tradiciones -bandera, música, moneda, Etc.- y legados sociales, cuando su exigua identidad es presa fácil de otras culturas y cuando ceden a las presiones políticas y económicas de otros países cediendo su soberanía.
La falta de conciencia identitaria de los habitantes de un país es una de las más graves amenazas, por ser permanente, provoca estancamiento cuando no retraso en el desarrollo sostenido de la nación; porque en un país sin patrones propios, sus habitantes no encontrarán  razones para defenderlo y permanecer en él, el territorio se convierte en un espacio geográfico más que ambicionarán otras culturas inteligentes que quieran globalizar su identidad. Y cómo se formaría una conciencia de orgullo de pertenencia y/o responsabilidad identitaria que contribuya a la defensa de la nación?  la respuesta es, desde la edad infantil, porque a esa edad los humanos son dóciles, como plastilina moldeable.
La percepción psico social de la conducta humana durante la niñez, en promedio   indica que todas las personas, desde pequeñas, se forman una noción propia de las cosas; y el significado de cada una, es de acuerdo con las vivencias de esa etapa de su vida;  el niño, que es disciplinado, va grabando en su mente  lo que cada cosa significa y se parcializa.  Estas inclinaciones tendrán repercusión en él para toda su vida, si las condicionantes no se modifican. (Bequer, 2012)  Dentro de esta concepción,  en nuestro país los ciudadanos durante su niñez no reciben estímulo alguno para tener un pensamiento positivo que desarrolle sentimientos favorables hacia la tierra que los vio nacer;  y crecen con una identidad pobre y/o nula de nacionalismo, de identificación hacia su patria, acrecentándose esta actitud cuando se analiza su identidad hacia todo lo que se relaciona con el tema defensa.

Respecto a su formación, en la escuela los escolares han sido acechados por sus mismos maestros, la doctrina educativa ha tenido referencias históricas aceptadas unilateralmente para difamar a las fuerzas armadas. Aunque en la actualidad todavía existen algunas que aún tienen eco, en el pasado existieron organizaciones e instituciones con políticas adversas a los gobernantes, de manera especial al  ejército, las cuales con apoyo financiero extranjero, acusaban y difamaban todo lo que era militar, el razonamiento se sustentaba en la escasa identidad nacional y abundante ambición para manipular a la juventud, especialmente campesina, a no enlistarse en las filas; pero parece ser que los principios de obediencia y disciplina inculcados por las fuerzas armadas a sus ancestros y el ulterior cambio de “Servicio Militar Obligatorio” por la propuesta voluntaria de conservar sus valores y servir a su país, vino a causar una remoción significativa de conciencia en las actitudes de las generaciones jóvenes en relación a su identidad.  En el pasado  la filiación forzosa cuestionaba la existencia del compromiso de servicio de la juventud, no obstante con los estímulos -tardíos-  hacia la sociedad mediante la persuasión deontológica y las acciones pro positivas de sus elementos, vino a desarrollar una actitud creciente en los jóvenes para enlistarse, así como una tendencia colectiva de afinidad y reconocimiento a las fuerzas militares que se transformó en cultura tradicionalista de servicio a su patria.
En cualquier país las fuerzas armadas representan la reserva moral de la nación porque fueron organizadas para cumplir la función fundamental de sobrevivencia del estado, constituyen el modelo ideal de mantenimiento y promoción de las costumbres, tradiciones y aquellos valores que constituyen la columna vertebral de la identidad nacional; consecuentemente ese carácter permanente dentro de la sociedad requiere la socialización de los principios y valores particulares, que le dan vida a dicho sistema;  expresa el conocimiento, interés y deseo de incidencia en el tema de seguridad y defensa, por parte de diversos actores sociales y del Estado, promoviendo a su vez en los ciudadanos el percibir como propias las cuestiones relacionadas con seguridad, libertad y la defensa de sus intereses; por tal virtud,  demanda que esa institución de defensa, entre otras responsabilidades sociales, promulgue los valores axiológicos, como el nacionalismo que inspira las jornadas cívicas de devoción a los símbolos patrios, veneración de antepasados     -próceres, héroes, símbolos patrios, Etc.-  el orgullo por nuestra moneda e idiomas y la exaltación de la historia que establecen la identidad cultural de esa sociedad para que esta pueda perpetuarse.

En el país existen políticas establecidas para preservar la soberanía, la seguridad, la defensa así como leyes que promueven la identidad. La Constitución Política de la República de Guatemala contiene toda una sección relacionada a la “Cultura”  sin embargo solo en el artículo No. 58 se reconoce la “Identidad cultural” como un derecho de las personas y las comunidades;   asimismo en el Libro de la Defensa Nacional de la República de Guatemala en relación a cultura refiere que “La cultura como producto social, es la suma de valores, creencias, actitudes y modos de comportamiento prevalecientes en una sociedad en un momento determinado, lo cual es transmitido a las generaciones en el curso histórico de su convivencia social”  reiterando que la cultura de defensa  “expresa el conocimiento, interés y deseo de incidencia en la temática de Seguridad y Defensa por parte de diversos actores sociales y del Estado, promoviendo a su vez en los ciudadanos el percibir como propias las cuestiones relacionadas con su seguridad, libertad y la defensa de sus intereses”. (MINDEF, 2003) No obstante, si les preguntáramos a los guatemaltecos qué actitud tomarían ante una eventual situación de defensa del territorio guatemalteco, tendríamos que tomar como base varios conceptos de lo que representa para ellos, “ser guatemaltecos” o qué es identidad nacional;  porque para sondear el grado de sentimiento nacionalista, es preciso establecer, qué tanto se identifica un ciudadano con su país, para que incondicionalmente quiera mantener o defender su territorio de cualquier agresión, así como también a gente de qué edad y estrato social queremos cuestionar.

III.    CONCLUSIONES:

La identidad es el ser de cada persona,  es mirarse al espejo y aceptar lo que allí se refleja; es saber que se es único, y que se necesita identificarse con otras personas parecidas o que tengan un pensamiento similar para conformar una  región o país sólido. Es ser original y tener el orgullo de ser diferente, jactarse de la cultura, apellidos, comidas y  aquello que identifica a la familia y/o a un territorio en particular; luchar y sacrificarse para que ese conglomerado se desarrolle y se fortalezca.

En Guatemala,  la inicua exteriorización de identidad es evidente, enaltecemos los fundamentos culturales de otras naciones en detrimento de los nuestros,  y muchas veces sin salir del país, los medios de comunicación de manera sencilla nos inducen a relegar nuestro pasado, a ser indiferentes a nuestras costumbres, tradiciones y todo lo que es propio del país. Fácilmente olvidamos que somos diferentes a otros grupos y que tenemos una cultura propia que fortalecer y defender. Por tal virtud, según el actual Vice Ministro de Cultura, “es importante robustecer los pilares fundamentales de identidad nacional, vivir en armonía, orgullosos de ser guatemaltecos; esa identidad nacional que ha sido transculturizada por la falta de atención adecuada de nuestros niños y adolecentes, los efectos globalizantes de la economía, así como las migraciones de los connacionales necesita ser transformada. (Leandro, 2012)
Para salvaguardar la identidad cultural de un territorio es preciso, primero reconocer la relación fundamental que existe entre identidad y defensa nacionales;  que el Estado identifique, adopte e implemente procesos de transformación social, que contribuyan a la formación y desarrollo de una conciencia ciudadana de defensa para preservar la continuidad de la sociedad; consecuentemente las instituciones de cultura y defensa son las más obligadas a generar medidas preventivas y correctivas  para preservar nuestro patrimonio y protegerla de las amenazas que puedan afectarla.

Aunque todas las personas tienen derecho a expresar su nacionalismo de la manera que lo sienta, se debe fortalecer y reforzar la relación entre identidad nacional y la cultura de defensa a través de campañas educativas y publicitarias que divulguen una verdadera y completa imagen positiva de la Institución Armada. Procurar el desarrollo de la personalidad de nuestros jóvenes para que se valoren, convivan con tolerancia, así como los vínculos que promuevan los fundamentos de nuestra nacionalidad, los cuales generarían acciones propositivas que favorezcan el fortalecimiento de la paz en el país.